– MANIFIESTO –

Hacia una Neuroarquitectura

MANIFIESTO: Hacia una Neuroarquitectura, Ana Mombiedro Noviembre 2020

¿Una disciplina? ¿Un método?… Después de años preguntándome qué relación tiene la vida con el espacio en el que sucede, solo he comenzado a encontrar algunas respuestas en las ciencias que estudian los organismos vivos en profundidad.

El mayor interés de la arquitectura ha de ser participar en mejorar la calidad de vida de sus habitantes, contribuir a mejorar las atmósferas de relación donde vivimos y convivimos. Para ello, arquitectos y arquitectas hemos estudiado temas relacionados con la Antropología, la Sociología y la Psicología... pero no ha sido hasta hace unos pocos años que la Neurociencia ha empezado a arrojar luz sobre la relación entre cómo percibimos el espacio y nuestro comportamiento.

El estudio del sistema nervioso como organismo vertebrador del funcionamiento de nuestro cuerpo nos da explicaciones sobre por qué los materiales naturales dan mayor confort que los artificiales, los beneficios celulares de la luz del sol, qué sucede cuando estamos inmersos en determinadas gamas de color o cómo la distribución de un espacio puede ayudarnos a saber dónde estamos.

La habilidad que tenemos los arquitectos de anticiparnos a las vivencias que surgirán en el espacio proyectado es lo que marca la diferencia en nuestro trabajo. La arquitectura debe proporcionar diseños centrados en el modus vivendi de sus usuarios, no en los materiales, ni en la tecnología, o en la geometría.

Una arquitectura centrada en la persona ofrece dos beneficios:

1. Acompaña las actividades características de ese espacio; haciendo que la vida sea más sencilla, agradable y armoniosa.

2. Aporta valores esenciales e irrepetibles a cada usuario; tiene en cuenta el impacto que las características no tangibles del espacio tienen sobre el cuerpo.

Solo aunando estos dos beneficios la arquitectura puede ser una experiencia en sí misma, que complemente la vida de sus habitantes.

Nos alimentamos de forma saludable, hacemos deporte y otros rituales para mantener nuestro cuerpo y nuestra mente conectados. Cuidar de los espacios en los que vivimos, para que participen de nuestra vida, no es solo responsabilidad de arquitectos y diseñadores, sino de todas las personas.

Diagrama Neuroarquitectura Mombiedro 2020

Somos seres humanos que habitamos espacios, estos ofrecen estímulos que a través de los órganos de nuestro cuerpo, que actúa como filtro, llegan a nuestro sistema nervioso, provocando en primer lugar respuestas en el sistema límbico y microsegundos más tarde en el córtex.

Las reacciones corporales fruto de la interacción con el entorno pueden ser de 4 tipos: 

1. Sensitivas: Tienen que ver con la sensación del propio cuerpo y son iguales para todos los seres humanos. Por ejemplo; piel de gallina, aceleración del ritmo cardíaco, dilatación de las pupilas, presión en el estómago…

2. Emocionales: Tienen que ver con nuestra experiencia en el mundo. Por ejemplo; respuestas de huída, de amor, de enfado, de ira, de congoja, de admiración…

3. Motoras: Tienen que ver con movimientos conscientes o inconscientes de partes de nuestro cuerpo. Por ejemplo, caminar, gatear, voltear la cabeza, cubrirse los ojos con la mano, levantar un pie del suelo…

4. Memorísticas: Tienen que ver con nuestros recuerdos. Habitualmente acompañados de imágenes u otras reacciones sensitivas. Por ejemplo, acordarse de algo que hacía falta para casa, de un ser querido que ya no está, de algo que sucedió en el pasado…

En plenas facultades, nuestro cuerpo emite respuestas de los 4 tipos, pero según vamos avanzando en edad la emisión de estas respuestas se va transformando de acuerdo a nuestra antropometría sensorial.

Si atendemos las conexiones entre estas reacciones, los estímulos que las provocan y el espacio construido, podemos hacer de la arquitectura una herramienta para cuidar de sus habitantes. Es aquí cuando nace una posible disciplina adyacente simultáneamente a la neurociencia y a la arquitectura; la Neuroarquitectura.

La buena técnica es irrelevante si la concepción de la idea del proyecto está disociada de la vida que surgirá en el proceso de habitación

La razón de ser de este manifiesto es dejar patente la necesidad actual de buscar los puntos de convergencia entre la Neurociencia y la Arquitectura para aprovechar los avances de ambos campos a favor de la calidad de vida.

Parece que hay mucho por hacer, pero también hay mucho hecho. Diversos grupos de investigación de todo el mundo están realizando experimentos para dilucidar la relación entre el espacio, las emociones y el comportamiento humano. Desde el año 2013, es de mi interés reunir este conocimiento y, con todo el rigor posible, establecer unas bases de actuación que partan de las aportaciones de estas investigaciones y que puedan ser utilizadas y consultadas por todas aquellas personas (relacionadas o no con el mundo de la arquitectura) que tenga curiosidad en el campo.

Ana Mombiedro – Arquitecta y docente especializada en Neurociencia y Percepción

Noviembre 2020